CONCLUSIÓN

 

            Cada profesión es importante, el servicio que desempeña siempre será para el bien de terceras personas y con el fin último de mejorar su calidad de vida. Por lo tanto, es una tarea que requiere de mucha responsabilidad y compromiso al realizar su labor.

 

            El perfil de un orientador se sostiene principalmente de los conocimientos que posee, de aquellas competencias que demostrarán sus habilidades y capacidades para el desempeño de actividades, y la actitud que demuestre en cada una de éstas. Sabemos que toda persona se reconoce por su manera de pensar, sentir y actuar, por lo que un profesionista de la orientación aparte de tener conocimientos y aptitudes, también debe tener sentido de sensibilidad en su labor, puesto que todo el tiempo estará tratando con personas  y sus diferentes necesidades o problemáticas que presente. Por tal motivo deberá desarrollar ese sentido que estará siempre durante la intervención.

 

            Hoy en día se requiere de tener una formación permanente, que permita tener al orientador/tutor todas las herramientas posibles para tener la facilidad y posibilidad de atender las necesidades que se presenten, los retos de todos los días y lograr un cambio o transformación en tal persona o situación dada. Pues bien, esto parece sencillo, lo es si existe disponibilidad del profesionista en el desarrollo de su formación, debe existir esa entrega a su trabajo, que se vea reflejado en cada área de intervención a mejorar.

   

Lo mas importante en el ejercicio profesional obliga al respeto de la dignidad de cada persona, a través de la salvaguarda de su derecho a la intimidad y la privacidad, que se manifiesta en un uso cuidadoso y responsable de los datos obtenidos. Su ética profesional debe estar presente durante y después de la intervención, la prudencia con la que se maneja la información obtenida debe tener esa confiabilidad que mantenga al margen al paciente. Se hagan valer sus derechos a la privacidad de su intimidad, de modo que son aspectos fundamentales que rigen la práctica del orientador y no debe descuidar ninguno de ellos.